Buenos días, anoche lo pasamos bien en mis sueños.

Te echo de menos, pero eras mi adicción, te tuve que dejar ir porque lo malo de las adicciones es que nunca acaban bien, llega un momento en el que lo que nos ponía eufóricos deja de hacerlo y empieza a doler. Dicen que no superas tu adicción hasta que tocas fondo, pero ¿cómo sabes que lo has tocado? Porque por mucho que algo te duela, a veces dejarlo duele aún más. Y es que nada cambia, todo se transforma, nunca vamos a cambiar. Nunca vamos a dejar en el olvido algo, para eso existe el pasado, para archivar lo que ya no está pasando. No te confíes, vuelve. Siempre vuelve. No quiero volver a caer en tu juego.