De repente una sensación brota en tu cuerpo, parece ser que algo te llama, te reclama y te dice que necesitas ir una vez más a recoger del camino que un día abandonastes, eso que quedó en tu pasado, pero que al fin y al cabo tienes muy presente. Corres hacia aquel rincón frío y apagado a recobrar los recuerdos que allí dejastes olvidados algún día. Son tantos que al recordar cada uno sientes como si de alguna manera te consumieran. Añoras lo que perdistes y te alegras de haber encontrado cosas nuevas, pero si algo hay que dejar claro es que aunque sea pasado, son cosas que pasaron y hay se quedarán, para siempre.
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