Hace tiempo, me enseñaron a escuchar el silencio.

¿Sabes qué? Sinceramente, te voy a decir lo que creo. Te digo que no soy tu vida, y por supuesto mucho menos tu parte favorita, pero me quieres, te importo. No hace falta que me digas que me quieres, hace tiempo que me enseñaron a escuchar el silencio, y sinceramente, prefiero que me sonrías dos segundos antes que escuchar mil palabras.