Yo estaba ilusionada. Ilusionada con todo y con nada. Pero siempre viene ese viento que es capaz de arrancar árboles y casas, acompañado de esas olas tan gigantescas que hacían que mis ilusiones fueran arrancas de cuajo de mí, o las hacía ahogar con tanta agua, que no emergían nunca. Pero en la vida hay que estar con por lo menos, una única ilusión, y cuando mis ilusiones se evaporaban como por arte de magia, tenía la ilusión de volver a ilusionarme con algo más que estar ilusionada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario