Me olvido de las consecuencias, por un minuto abandono mis sentidos y ante el calentón del momento, mi boca me pierde, las palabras empezan a fluir... he de tratar a la gente que amo como deseo ser amada. Así que no digas que no puedes perdonarme, porque nadie es perfecto. Debí mantenerlo entre nosotros, pero no, yo le grité al mundo cómo me sentía, así que me senté y me di cuenta, con las lágrimas brotando de mis ojos, que debo cambiar si quiero mantenerte a mi lado; prometo que lo voy a intentar.
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